INTRODUCCION
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En nuestros días, el masaje ha llegado a ser un arte terapéutico encaminado a favorecer y mantener la salud mediante una manipulación capaz de relajar, estimular o vigorizar el cuerpo y la mente.
El uso más frecuente y eficaz del masaje es promover la relajación física y mental, con lo que es posible aliviar los procedimientos derivados del estrés y la tensión muscular. Además se usa como terapia estética, en tratamientos reductivos, celulitis, flaccidez y en ciertos casos de trastornos circulatorios; también para la hipertensión, trastornos cardíacos, dolor de cabeza, hiperactividad, insomnio y sinusitis.
Desde el punto de vista fisiológico, el masaje fortalece el sistema nervioso y los aparatos cardiocirculatorio y locomotor, estimula la asimilación de nutrientes y la eliminación de desechos.
En ese sentido, otra de sus aplicaciones es aliviar el dolor de espalda y de cuello cuando estos son consecuencia de desempeñar trabajos sedentarios o de mantener malas posturas.
Muchos deportistas y bailarines conocen bien la eficacia del tratamiento para eliminar los calambres que con tanta frecuencia padecen. Ese efecto se explica porque el masaje depura los músculos de las sustancias tóxicas que se acumulan en ellos después de los esfuerzos extenuantes.
En el plano psicológico y emocional el masaje tiene un efecto calmante de gran utilidad en casos crónicos o recurrentes de ansiedad o depresión, gracias a que despeja la mente y ayuda así a enfrentar de manera más constructiva las preocupaciones de la vida diaria.
A los enfermos confinados en cama se les prescribe con frecuencia una fisioterapia basada en el mensaje para aliviar el dolor y favorecer la circulación. Recientemente se ha aplicado una fisioterapia similar a los enfermos de cáncer, no solo para mitigar las molestias de la enfermedad, sino los efectos adversos del tratamiento. Se ha observado, además, que la misma técnica apresura la recuperación de las víctimas de ataques cardíacos.
Con todo el masaje está contraindicado en caso de fiebre, flebitis, trombosis, y varices en las piernas, a menos que el médico autorice expresamente su empleo.
Aunque cada día es más frecuente el empleo de técnicas pertenecientes a otras doctrinas como acupuntura, aromaterapia, reflexoterapia, y shiatsu entre otras, el masaje tradicional consta de cuatro técnicas básicas:
a.- Eufflerage: Consta de apretones lentos y rítmicos, dados con las palmas hacia abajo y con los pulgares a 2 ó 3 cm. de distancia entre sí. El effleurage ligero se da con las palmas y las yemas, el profundo con los pulgares y los nudillos, doblando los dedos.
b.- Tapotement: El nombre de esta técnica designa un golpetéo rápido y ligero, de movimientos cortos, dado generalmente con la parte blanda de los puños cerrados a cualquier zona carnosa del cuerpo, como los hombros, la cintura, lo gluteos y los muslos. La operación se asemeja a los golpes de kárate, pero debe ser mucho más ligera para no causar molestias.
c.- Pétrissage: Consiste en tomar una gran porción de músculo, apretujarla como si se trabajara una masa de pan y luego soltarla para proseguir con la porción adyacente.
Esta técnica, que se aplica sobre todas las zonas de la cintura y el abdomen, estimula la circulación y relaja los músculos tensos o contraídos. También ayuda a eliminar el ácido láctico que se acumula en los músculos después de los esfuerzos excesivos y que es una causa frecuente de calambres entre deportistas. Además es la técnica más usada en tratamientos reductivos.
d.- Fricción:Es una serie de frotamientos circulares dados con uno o más dedos, el talón de la mano y el pulgar, destinados a favorecer la circulación superficial y a mejorar la movilidad de las articulaciones. Esta técnica es útil sobre todo para las lesiones de tendones y ligamentos derivados del deporte. Pero no es conveniente aplicarla en caso de contuciones o heridas abiertas.
Estas técnicas tienen variantes y pueden usarse solas o en combinación, pero todas constituyen una forma de contacto físico que entraña la destreza manual del terapeuta y su interés en el bienestar del paciente, lo que, según se dice, favorece a ambos en la misma medida.
La eficacia del masaje se atribuye a sus propiedades tonificantes, relajantes y lenitivas (calma el dolor y suaviza la piel), así como el contacto físico que implica.
Recomendaciones para un masaje en casa:
Es posible dar masajes en casa a familiares o amigos para aliviar, por ejemplo un dolor de espalda ocasional o una tensión pasajera en los hombros, aunque sería conveniente asistir primero a un curso impartido por un masajista experimentado para que los beneficios sean duraderos. No hay peligro en tratar de este modo algunas molestias leves, siempre y cuando se tengan en cuenta los siguientes principios básicos.
Procura dar el masaje, en un recinto tranquilo y cálido, sin humedad ni corrientes de aire.
Hacer que la persona se tienda en una superficie firme y cómoda.
Crear un ambiente propicio para la relajación; la música de fondo apacible puede ser de utilidad.
Quitarse cualquier prenda ajustada, anillo, pulsera u otro accesorio que pudiera estorbar el movimiento o lastimar al paciente.